martes, 20 de septiembre de 2011

Debí imaginarlo cuando no te alegraste de mi éxito, porque ya no lo sentías como nuestro.

Cristina González

sábado, 17 de septiembre de 2011

Tú, lo que necesitas...

Vaya sorpresa la mía estar sentada con una madre y explicarle mi desilusión, mi falta de motivación hacia todo y todos y encontrarme su respuesta:
- Hija, tú lo que necesitas es un amor...

Y como explicarle que uno ha de encontrar esa satisfacción primero en uno mismo, para después compartirla. Siempre, y no al revés. Puede que tus ojos brillen más y tu estado de ánimo sea más alegre, pero...

- No, lo que necesito es salir para tener la intimidad y obligaciones que me corresponden. Irme a vivir con la persona que más quiero (yo). Y decidir con quien compartir mi tiempo, cuando tengo hambre, y cuando sueño... Necesito que me pertenezca mi vida, algo se enciende dentro cuando llega ese momento. Como las crías cuando abren las alas y saltan del nido... Mis alas están abiertas.

No tengáis perros, ni hijos, no os caséis, ni hagáis viajes buscando esa ilusión. Dará fallo. Tienes que tenerla para sentir realizadas esas cosas. Tienes que ser consciente de donde está el vacío en tu vida, para poder llenarla con cosas que la enriquezcan. Hay gente que lo aprende más bien tarde que pronto. Otros han crecido sabiéndolo. Creo que ahí radica la diferencia, en las infancias.

Cristina González

viernes, 16 de septiembre de 2011

Gravedad 10

Se pusieron de cuclillas uno al lado del otro, en silencio, acercando su oído al frío suelo.

- ¿Qué buscamos?
- Ese ruido ¿no lo oyes?
- Sí, es triste.
- Lo es.
- Es como un cristal hecho añicos.
- Es un sueño que se rompe.

Es mi sueño.

Cristina González

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Parodia a partituras

"Si quieres mucho, amas, es el grado superior, es automático, no busques más" (A. Espinosa)
- porque lo que buscas lo has encontrado-


Él no sabia que ella, era conocedora de toda su inquietud, sí, a él le gustaba comprenderla, leerla y mirar a través de sus letras o eso pensaba, pues hubo un día en que su propia ausencia unida al desencanto se convirtió en una parodia de lo que ella más amaba... La niebla se posó en su mirada y dejó de percibir la belleza de sus palabras. Es su sino. 
- Él suplicaba por aparecer en ellas. 
- Ella rezaba porque eso jamás pasara...
Pues lo bonito y lo triste de las palabras es que las más bellas son las conjugadas en pasado. El pasado de las palabras es lo que más fuerza y sabiduría les aporta. Y con la experiencia sabemos que, queremos a las personas cuando están, las amamos cuando se marchan.




Escrito en algún lugar de una isla, junto a una isla en persona.

Cristina González