No estaba cerca de la muerte y me sentía más dañada que nunca, más herida y rota… como va a estar deprimida una niña lista sana y linda como tú… y era verdad, como podia estar deprimida una niña que lo tenía todo… esas son las peores depresiones, las de “nada de lo que tenga o consiga me quitara esta sensación de indiferencia”… aquel que enfermó lucha por su recuperación, es su meta, aquel que pasa un bache económico busca medios para solventarlo… aquel que perdió un gran amor busca otro… aquel que tiene un problema sabe como solucionarlo… ¿Qué les queda por buscar a aquellos cuyos corazones son irremplazables? aquellos que una mañana se levantan y están hartos de la sociedad tal y como ha sido concebida… qué lograr, qué ganar, si te perdiste a ti por el camino…. He andado tanto que no recuerdo el punto en el cual me perdí… quién me quito mi sueño, quién mis anhelos y esperanzas… escondí tan bien la llave que ahora no recuerdo donde la guardé… quién me ayuda a abrir la caja de desgracias, donde además de esconderlas a ellas guardé un poquito de ilusión…
Salir afuera, conocer gente… ¿Para qué? si el 99% de la gente es simple, superficial, o idiota… En qué momento la gente perdió su toque, quién les hizo tanto daño para convertirlos en árboles, en rocas, en mera ambientación… ¿Dónde se encuentran los personajes de este cuento? mi cuento… Me encuentro en mis 18m2 de espacio, mi cama es mi diván donde autoanalizo mi cabeza, es un recibidor del llanto y de pensamientos lúcidos que se desvanecen cuando me duermo, en este espacio también habitan libros, y esta maquina moldeadora de sentimientos, a veces estoy confundida y tecleando, esta pantalla muestra físicamente lo que siento… y es cuando reacciono. Tengo los acordes de una guitarra siempre dulce y la banda sonora que elegí para mi vida a mi disposición… ¿Para qué salir cuando lo de afuera no me gratifica tanto como enriquecerme aquí? Deberíamos todos hacer lo mismo, clausura, crecer como personas, pensar y sopesar, leer y aprender y una vez conozcamos quienes somos y no quienes quisieramos ser, salir… ¿Por qué hacen falta 18 años para conseguir un carnet y no hacemos un examen para ver si estamos preparados para relacionarnos con las personas? Muchas de ellas deberian ser consideradas en prácticas para alertar al resto y otras llevar una "L" para que las tratásemos con más prudencia. Yo me saqué el carnet, quizá sin estar preparada, choqué alguna vez, corrí muy rápido, pero sobria y con cinturón de seguridad y me quitaron los puntos, regalados para algunos, y que a mí me costaron mucho conseguir... No tengo ganas de volver a estudiar, ni de hacer prácticas, prefiero no circular entre tanto gilipoyas…
Cristina González
Cristina González