sábado, 31 de mayo de 2014

Morfeo y yo



Te he enseñado mi cielo más azul. Mis hojas más verdes. Mi sonrisa más abierta. Mis ojos más brillantes. Mi risa más sonora. Mi miedo más grande. Mi duda más incierta. Mi pasión más oculta. Mi carácter más fuerte. Mi punto más débil.
Lo he hecho, y ahora, sentada en los escalones de la entrada, cae el sol, del mismo modo que cayeron nuestras barreras. Cae, y pienso en la espera. No estoy ansiosa, no tengo miedo. Me he dejado fluir en ti, y a estas alturas ya queda todo dicho así que sea cual fuere el resultado, será merecido. Te he mostrado lo que soy y de qué me compongo, no hay más. Por haber, hay más en ti. Pero no importa si pierdes la batalla cuando la lucha final siempre es el duelo con nosotros mismos.
Me incorporo y enciendo la luz, cierro la puerta y una brisa cálida entra justo detrás de mí. Sonrío lánguidamente. El verano está llegando, y sabemos lo que eso significa. Me quito tu camiseta y la dejo sobre la silla. Me acurruco en la cama y ahí está. Tu olor impregnado en mi piel aún no se ha marchado. Cierro los ojos, dormir... ese momento en que nuestra mente nos deja ser nosotros mismos, vivir nuestra propia historia. Vuelvo a sonreír. Nunca tuve tantas ganas de soñar.

martes, 13 de mayo de 2014

Algún día



Algún día cuando esto no importe, cuando dé igual el ser en el que me he convertido, os diré la verdad. Os hablaré de cómo despertaban los días entre nuestros brazos, cómo bajaban los soles por nuestros párpados siendo nuestros ojos lo último que mirar. Cuando no importe quien fui además os contaré las veces que nuestras bocas se buscaban solas para encontrarse y las veces que callaba por no escupirle un te quiero, las otras tantas que me subian por la garganta y los tragaba.
Si insistis, cuando esté lejos de todo éste caos os confesaré mi amor por sus palabras, por su voz que tintineaba cuando él decía una frase y se marchaba, deseando que si me moria eso fuera lo ultimo que mis tímpanos recordaran.
Si me sonsacais, cuando ya no importe el cómo ni el porqué os susurraré que nuestra química era mágica, que nuestras conversaciones se hilaban con nuestras memorias, que sus tristezas me pesaban como propias, que sus alegrias me colmaban como nuestras. Que recelaba del viento que lo tocaba, la mano que lo acariciaba y la cama que lo mecía. Os diré que lo amaba, incluso en lo inoportuno y temprano de la situación. 
Lo amaba por el hombre que era, por el niño que habia sido y por la persona que llegaría a ser. Queria verlo triunfar por encima de mis logros, verlo vivir, crecer conmigo, creer en él. Todo eso lo iba sabiendo conforme pasaban los días y las horas de esa manera tan ruin y mezquina... Asi que ahora que llega la calma yo os pregunto, ¿Acaso no mereció la pena?

Cristina González

martes, 6 de mayo de 2014

Terciopelo púrpura



Al primer instante de verle pensé "la vida es simplemente demasiado jugosa para no experimentar su inusual sabor" y fue en ese momento cuando vi nuestro futuro como un largometraje de los sesenta, en los que se le daba tiempo a los mínimos detalles, los silencios, y un tocadiscos de fondo haciendo sonar a Percy Sledge con When a man loves a woman.
Nos imaginé bailando en un salón de terciopelo púrpura, mientras entraba una brisa de azahar por el porche. Tenía un nombre particular, como a mi me gusta y esa sonrisa tímida del que sabe que está siendo observado. Me tomó la mano, con el pretexto de mirar mi pulsera, tenia una mano grande y firme en la que se desvanecía mi pulso. Hicieron falta cinco minutos para darme cuenta de que era el hombre de mi vida. Y dos minutos más para saber que también el de otra. Se sentó a nuestro lado, parecía agradable. Son esas situaciones en las que sabes lo que va a suceder, en las que odias que la vida te ponga buenas personas a las que herir, y malas personas que te hieran, siempre y no al revés. Pagué mi copa entre aquel gran grupo de gente mientras me despedía de ambos sin dejar de mirarlo.

- Discúlpame- le dije a ella
- ¿Por qué?- sonrió

La dejé confundida con una sonrisa torcida, y me marché.
Era demasiado temprano para que entendiese que se lo iba a arrebatar, pero una mujer sabe cuando otra representa una amenaza. Y yo lo era.
A veces hay que ser egoísta, es el precio de envolver tu sueño con terciopelo púrpura.

Cristina González

jueves, 1 de mayo de 2014

La piel es la camisa de fuerza del alma




Besos con alma...

Están los besos con los labios que son los de la carne, los besos que transmiten los ojos que van más allá... y luego están esos... los besos del alma, besos de dentro, en la media distancia, mientras observas callado y atento como se enamoran tus entrañas.

Besos ambientales, que suceden en los roces inconscientes, en momentos intermitentes. Besos que solo se reciben si el otro tiene libre su alma, si esa alma transpira por su piel, si vuestras almas se encuentran conectadas...
Besos como medicación, como fuente de aprendizaje. Besos del intelecto, amor de cerebros, conocimientos y sabiduría como cualidades encandiladoras. La piel es la camisa de fuerza del alma... El condón de los besos que embarazan... los besos que unen, condón umbilical del alma.

Cristina González